Se usa el termino rosácea para agrupar una serie de signos y síntomas que incluyen, enrojecimiento facial ocasional o persistente, o pequeñas venitas llamadas telangiectasias.
También se pueden agregar pápulas y pústulas (granitos sin y con pus), que pueden hacer que se confunda con un cuadro de acné. En etapas posteriores puede agregarse engrosamiento localizado de la piel fundamentalmente nasal y de mejillas.
Su causa es desconocida hasta hoy en día, pero se sabe que hay un aumento de la actividad de sustancias inflamatorias en la piel, que normalmente están destinadas a defendernos de infecciones. Asociado a un deterioro en la función de barrera de la piel, con aumento en la pérdida de agua, y mayor sensibilidad.
Habría también en algunos casos, especialmente en las rosáceas con pústulas, el aumento de un comensal normal en la piel llamado demodex que provocaría un aumento de fenómenos inflamatorios.
Las personas con Rosácea suelen también agravar su problema con la exposición a la radiación ultravioleta (UVR).
Para el tratamiento de la rosácea es fundamental la utilización de protección solar, productos de limpieza especialmente formulados. El uso de medicamentos tópicos recomendados por el dermatólogo y en ocasiones medicamentos orales.
También es útil, especialmente para disminuir el enrojecimiento la aplicación de sesiones de luz pulsada o láser vascular. Éstos suelen ayudar a controlar rosáceas que no mejoran con otras medidas.